18 noviembre, 2013

“Gelatería di Roma”: Helados por siempre

Al no tener los fondos para sacar adelante su invento, Julia decidió publicarlo en revistas 

científicas. Pero antes debió patentar su invento en Chile y en todos los países en que

pudiera ser comercialmente atractivo.

La “Gelatería di Roma”, es una heladería muy famosa ubicada en el centro de Santiago. Giordano Roma, quien llegó a Chile hace muchos años, fue el fundador de este mítico lugar de la capital, el cual, hoy en día, se encuentra en las manos de toda la familia Roma.

Julia Roma, nieta del Sr. Roma, egresó de la carrera de ingeniería en alimentos, y su proyecto de tesis consistió en una idea que desde hace tiempo rondaba por su cabeza: crear un producto que hiciera que los helados duraran mucho tiempo sin derretirse.

Mediante numerosos experimentos logró encontrar la fórmula que por fin le permitió dar vida a su proyecto. Se trataba de un invento bastante novedoso que significaría una gran solución para la industria alimenticia.

Julia se reunió con la familia Roma y les comentó acerca de su reciente invento y de la idea de explotarlo. El apoyo familiar no se hizo esperar y entre todos prometieron apoyarla y juntar la mayor cantidad de recursos para levantar su invento. Sin embargo, no todo fue miel sobre hojuelas.

“Aunque tengamos todas las ganas es complicado emprender la tarea”, comentó uno de los familiares. No era un emprendimiento sencillo pues requería invertir grandes sumas de dinero en la maquinaria y tecnología capaz de aplicar la nueva fórmula a los helados.

PATENTANDO EL INVENTO

Luego de darse cuenta lo complicado que sería buscar los fondos para llevar a cabo su idea, Julia decidió publicar los resultados de su investigación en revistas académicas de su especialidad. Para ello acudió al profesor guía de su tesis, quien le recomendó que previo a publicar los resultados de su investigación en una revista científica, debía solicitar elregistro de una patente de invención para su invento en Chile y en todos los países en que esta invención pudiera ser comercialmente atractiva.

De esta manera, no se afectaría la novedad de su invento con la publicación científica que revelaba el procedimiento de frigorificación de las moléculas del helado.

Para la presentación de la solicitud de la patente, Julia acudió a una firma de abogados, quienes la asesoraron en los trámites necesarios para la obtención del registro. Una vez obtenida la patente y publicada su investigación en la revista científica “Genios de la Industria Alimenticia”, fue contactada por varias empresas nacionales de la industria de helados, para desarrollar comercialmente su invención.

Estas peticiones de explotación de su idea aumentaron los fondos de la Familia Roma, quienes comenzaron a implementar el invento en los helados que fabricaban, lo que cual les provocó un récord de ventas.

Sin duda, la vida le sonreía a la Gelatería di Roma, pues el sueño del señor Giordano se cumplía y la invención de Julia pasó a ser ampliamente conocida a nivel nacional. Esto provocó que al poco tiempo fuese contactado por el fabricante de helados más grande de Italia, para vender sus productos en las heladerías en toda Europa.

A partir de esto, Julia, en representación de la empresa familiar, debió nuevamente acudir donde sus abogados, pero esta vez, para que los asesoraran en el establecimiento de contratos de licencia de uso exclusivo con las empresas fabricantes de helados que los contactaron.

Ante este aumento de posibilidades de crecimiento e inversión, la heladería se vio en la necesidad de contratar un equipo de trabajo aún más grande, por lo que se aceptó la oferta de nuevos inversionistas, lo que permitió cubrir la amplia demanda de su invento.

Negociaron en los pactos de accionistas no otorgarles todo el control de la sociedad a los nuevos accionistas. Además, tomaron medidas para proteger el invento, ya que trabajarían con nuevas personas para investigar mejoras en la fórmula. Ante esto la empresa procuró agregar a los contratos de trabajo de todos ellos, una cláusula en la que estableció que los resultados de cualquier nuevo conocimiento producido con ocasión de su trabajo eran propiedad de la empresa.

Con los nuevos proveedores de materia prima para sus helados y ante las grandes cantidades de producción y venta en el extranjero, la familia Roma decidió establecer cláusulas de confidencialidad, para proteger la fórmula, especialmente en aquellos aspectos no revelados en la solicitud de registro de la patente de invención.

Además, se negoció contratos de exclusividad con aquellas empresas que fabricaron la maquinaria especialmente diseñada para la Gelatería di Roma. El objetivo era mejorar la posición de la familia Roma en el mercado. ¡Todo un sueño hecho realidad!

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